La Congregación de las Hermanas del Tercer Orden Regular de San Francisco de Asís al Servicio de los Pobres, conocidas como las Hermanas Albertinas, fue fundada por el hermano san Alberto (Adam Chmielowski) en Cracovia en 1891.
El carisma de esta congregación es ayudar a los más necesitados -los pobres, los sin hogar, los enfermos, los ancianos y los solitarios- con un espíritu de amor misericordioso, según el lema de del hermano san Alberto: Ser tan buenos como el pan.
Las Hermanas Albertinas trabajan en hogares de cuidado, comedores sociales, albergues, hospitales, centros comunitarios y parroquias. Brindan no solo asistencia material, sino también presencia, oración y apoyo espiritual.
En su centro en Argentina, ubicado en Martín Coronado, Buenos Aires, las hermanas cuidan especialmente de los ancianos y enfermos, ofreciéndoles atención diaria y creando un ambiente cálido y hogareño. Este centro fue creado pensando en los emigrantes polacos de edad avanzada que no tienen familia. En la institución dirigida por las hermanas, pueden sentirse como en casa. Hasta el día de hoy, los polacos siguen teniendo prioridad para ingresar a este hogar.
Este encuentro con María en Martín Coronado dejó una huella especialmente profunda en los corazones de los residentes. Fue un día lleno de emoción: los ancianos, algunos con dificultad para moverse, otros en silencio y con debilidad, contemplaban el Icono de Nuestra Señora de Czestochowa con una ternura indescriptible.
Una de las residentes, sosteniendo un rosario entre sus manos, susurró: ¡Ella vino por mí! ¡Ya no estoy sola!
En esa mirada de la Madre, tan conocida por quienes veneran a la Virgen de Jasna Góra, muchos descubrieron la esperanza: que incluso al final de la vida, María no se olvida de sus hijos. Este encuentro fue una verdadera visitación y un gran regalo de gracia.
Sr. Monika Chodowiec albertynka
